978-1-74104-921-3
Brussels, Bruges,Antwerp & Ghent Encounter
Catherine Le Nevez
Editorial: GeoPlaneta Fecha de publicación: 04/10/2008 Páginas: 192ENCOUNTER
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ENCOUNTER
Por su emblemática y vanguardista arquitectura, por su maravillosa oferta gastronómica, por la posibilidad de comprar con estilo y por todos los tesoros artísticos que almacena, París siempre merece una visita. Y es que en la Ciudad de la Luz los museos, los bulevares flanqueados por monumentos y los bistrós clásicos captan la atención junto a una nueva interesante ola de galerías multimedia, tiendas de diseño y start-ups tecnológicas. Además de su grandeza, fascina su intimidad. Sus quartiers (barrios) son como un mosaico de pueblos y, aunque es una de las mayores metrópolis del mundo, con toda la cultura y las comodidades que ello conlleva, sus tiendas, mercados y cafés conservan un genuino ambiente de barrio. Y como cada pequeño “pueblo” tiene su propia personalidad que va evolucionando, se puede decir que en cada visita el viajero seguirá descubriendo y redescubriendo rincones ocultos de la ciudad.
A Burdeos no hay quien la pare. A dos horas en tren de la capital, esta ciudad, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, atrae cada vez a más visitantes y residentes. Sus barrios históricos han sido restaurados, sus muelles y monumentos cuentan con una iluminación excelente y la vida urbana y los proyectos ecológicos afloran en torno a su estación, la margen derecha y Bacalan. Así que, sí, Burdeos ha cambiado. La ciudad, mucho más dinámica de lo que cabría esperar de su reputación burguesa, se enfrenta a un reto en la actualidad: encontrar el equilibrio adecuado para no caer en las trampas de la gentrificación.
En los Países Bajos la tradición se entreteje con la innovación: obras maestras del arte, molinos de viento, campos de tulipanes y cafés iluminados con velas coexisten con arquitectura visionaria, diseño de vanguardia y vida nocturna efervescente. Disfrutar de la buena vida en Ámsterdam, maravillarse ante las dunas y la pintura de Van Gogh en el Parque Nacional de Hoge Veluwe, recorrer en bicicleta Frisia y paladear una fuerte beerenburg (ginebra infusionada con hierbas) en una destilería centenaria son algunos de los posibles momentos estelares. Al igual que la actitud neerlandesa ante la vida, una fusión de la sencillez tradicional del campo con el deseo de diseñar e innovar. Y es que este país le tiene tomado el pulso a lo que se entiende por “vivir bien”.
Con sus antiguos colleges y sus calles llenas de pubs y cafés, la ciudad universitaria de Oxford ofrece una seductora combinación de encanto histórico y moderno. Al oeste, los pueblos dorados, las casas de campo con techo de paja y las majestuosas iglesias de los Cotswolds, que apenas han cambiado desde la Edad Media, conforman un idílico entorno rural.
Pese a su reducida extensión estos dos países tienen muchísimas cosas que ofrecer: centros históricos y lugares reconocidos por la Unesco, cuevas cuajadas de estalactitas, un gran patrimonio postindustrial, los canales de Brujas, la moda de Amberes, los espumosos de Luxemburgo, las cervezas trapenses, el chocolate, las patatas fritas, los campanarios, los castillos, los locos carnavales… el viajero se sorprenderá con la abundancia de tesoros escondidos que albergan estos dos países y que, sin duda, esta guía ayudará a descubrir.
Ámsterdam es una ciudad cargada de historia, con casas de la Edad de Oro a las orillas de los míticos canales, museos con espléndidas pinturas de los antiguos maestros, bruin cafés que imbuyen esa sensación de bienestar neerlandesa y, a la vez, se sitúa a la vanguardia de la innovación tecnológica y de sostenibilidad medioambiental. Paseando o circulando en bicicleta por sus callejuelas, el viajero nunca sabe lo que va a encontrar: un parque para disfrutar del sol, algunas de las discotecas más de moda de Europa, una galería de arte, fábricas de cerveza o una tienda de diseño vintage.
Castillos medievales, aldeas de calles adoquinadas, ciudades cautivadoras y playas doradas: vivir la experiencia lusa puede significar muchas cosas. Historia, buena comida y paisajes idílicos son solo algunas de las razones para enamorarse de Portugal. Para encontrar muchas más hay que explorar las playas escondidas a lo largo de la Costa Vicentina, dar pintorescos paseos por la Serra da Estrela y vagar por los rincones menos concurridos del Alentejo, un lugar mágico para descubrir el alma tradicional de Portugal. Y por encima de todas ellas, son los propios portugueses los que hacen que este país sea tan especial. Pese a su apariencia arisca, pura fachada, se cuentan entre las personas más amables y cálidas del mundo.
Altos acantilados, grutas marinas ocultas, playas doradas, orladas bahías y arenales atraen a miles de visitantes a esta región. Bordeada por el Atlántico, su costa es un paraíso para los deportes acuáticos, y en su abrupto interior aguardan pueblos con castillos, aldeas encaladas, una suave campiña tapizada de almendros y huertos de cítricos, restaurantes en casas rurales y fabulosas excursiones.
Con la nueva Explora París de Lonely Planet el viajero se sumergirá en la ciudad más auténtica, con nuevas perspectivas sobre las tradiciones, los valores y las tendencias que se siguen en la urbe. Escritas por expertos locales, las guías Explora contienen herramientas útiles para planificar el viaje en función de los puntos de interés y actividades imprescindibles y para crear el itinerario soñado alejado la rutina.
Visitar los cafés icónicos frecuentados por Picasso y Hemingway en St-Germain-des-Près; descubrir los edificios más antiguos de París en le Marais, uno de los barrios de moda de la ciudad; sorber ostras sublimes en la Rue Montorgueil? mil y una experiencias que harán de este un viaje inolvidable.